Ayer me encontraba ordenando libros, esa crítica silenciosa que hacemos de nuestros preferencias (que linda frase, lamentablemente no es mía, fue Borges quien dijo: «ordenar bibliotecas es ejercer de un modo silencioso el arte de la crítica»).
Como comentario anecdótico, la biblioteca que utilizo está hecha de pequeños módulos de madera rectangulares, 9 para ser exactos y está hecho a partir de cajones de abejas que gentilmente me obsequió mi hermano y extrañamente supe armar. Un detalle no menor, soy un inútil para todo lo que requiera manualidad, por lo cual, humildad aparte, quedó bastante bien la biblioteca.
Lo que me llamó la atención cuando terminé es el orden que les había dado. Borges hizo hincapié en la critica, a mi forma de interpretar, literaria que hacemos sobre los libros, que nos gusta, que no, sin embargo, creo que es mas amplio.
Explico…cuando doy un paso atrás y veo el orden me doy cuenta que, probablemente de forma inconsciente, al centro dejé aquellos libros que me fueron recomendados u obsequiados por personas que quiero o que me marcaron mucho en la vida.
Y ahí descansa mi teoría, la importancia de las personas en nuestra vida se mide a través de los libros que hemos leído por ellos o para ellos; que el libro importante, no descansa muchas veces en el libro en si, sino en la historia detrás de las hojas de ese libro.
Las historias pueden ser diversas, ya sea para mantener una conversación con ellos, para compartir un gusto, porque los respetamos, porque los admiramos o por el opuesto, pero los libros y su importancia, son un indicio, a mi entender irrefutable, de la importancia de las personas que se esconden atrás de esas hojas manchadas de ideas.
Puedo errar, pero los invito a que la prueben…después me cuentan.