Siento el eco vació al ponerme los auriculares en mis oídos, y comienzo a caminar. Al sonar Gimme Shelter el recuerdo me sobresalta, este momento ya lo viví, creo haber caminado y sentirme feliz, recuerdo las baldosas de la calle Charrúa, sin embargo, y por más que intento aferrarme a mi antigua felicidad, algo se escurre de forma líquida como si fuera un cuadro de Dalí.
No siento esa alegría ante el riff de la canción, mis dedos no tamborilean sobre mi pierna, siento mi ceño fruncido, recuerdo un niño en bicicleta con su padre, el niño lleva un casco con forma de dragón, recuerdo difusamente haber sonreído, recuerdo el sol en la cara, el mismo solo que ahora también me da en la cara, pero algo falta.
Eduardo Acevedo y suena God Save the Queen de los Pistols, y algo falta, que caprichoso como el recuerdo se me pega en el recoveco de los sentidos pero sin embargo no logro alcanzar el sentir del que fui. Sex Pistols me sigue resultando uno de los nombres más ingeniosos de la música, no recuerdo si pensé esto o este pensamiento es original, ¿habrá algo original?, pienso en Felisberto Hernández y estoy seguro que pensé en él la última vez que pasé por acá, con esta música.
Siento alcanzar mi estado anterior, bah, el estado que recuerdo haber estado, cuando empiezan los Ramones y su I wanna be Sedated, la simpleza de sus canciones me hacen pensar mucho sobre la necesidad de complejizar innecesariamente en alarde de un conocimiento ambiguo, la vida debería ser escrita por los perdedores. Recuerdo haber leído hace mucho tiempo la historia del punk y haberme sorprendido, o capaz fue otra cosa.
Estoy a punto de llegar a destino, luces de ómnibus, guarda gritando destino, y empieza, como una broma macabra de circularidad You can`t always get what you want, y como dijo House, que Jagger había dicho, capaz es así, y efectivamente, no puedo tener lo que quiero, ni siquiera ser el yo que fui.
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