Que peculiar me resultan los mecanismos que disparan ideas. Volverás, volverás. Como les venía diciendo, es increíble o al menos así lo encuentro como uno puede despertar con una idea fija en la cabeza y trata de eludirla, escaparle o peor aún comprenderla, siendo esto titánico, sino imposible.
A mí me pasa todo el tiempo con la música, me despierto, me lavo la cara, me cepillo los dientes y cuando quiero acordar escucho otra voz, esta voz no es externa sino que es mi propia voz que se desdobla en mi interior, es audible, no para mis oídos, pero si me escucho, como me escucho ahora, mientras escribo. Debo admitir que no es mi voz voz, sino una voz más estilizada, como un señorito más educado, más refinado, pero aún la siento mía.
Y ahí estoy. Seguro que pronto vuelves a mi vida. Esa otra voz que soy yo, pero no tengo control sobre ella, canta…debo admitir que entona bastante bien. Canta aleatoriamente, como un random musical bizarro, si bien después de años de convivir con ella logré sacar como factor común que a ese otro yo le gustan los temas de aperturas de dibujos animados, especialmente los Osos Gummies.
Últimamente he sentido un poco de escozor ante las irrupciones de este otro yo, cada vez más frecuentes. No lo escucho cantar Queen, o Iron Maiden, no señor, se empeña en traerme canciones de las cuales en cualquier conversación seria y formal sobre música tendería a hablar mal de ellas.
Y ya nunca me darás…en qué estaba?, ah sí, el escozor nace del miedo cada vez más presente de que ese otro yo, termine siendo yo, que yo termine siendo la voz en off y él la audible, me empiezo a sentir conquistado, canción a canción, idea a idea. Antes, esa canción enemiga, traicionera, asomaba en las mañanas y se disipaba con el primer café, sin embargo, ahora llega la noche donde el ritual de la lectura se impone y entre oración y oración, ahí está, él y su mix, él y su necesidad de hacerme sentir que vino para quedarse.
No sé, seguramente estoy exagerando, suelo hacerlo, capaz es solo algo pasajero o insignificante, capaz nos pasa a todos, suelo creer que todo me pasa a mí. Quizás ese otro yo sabe más que quien escribe, y sin embargo, ahí está de nuevo…como seguía…ufff…besos en sequía?
O capaz y tiemblo ante esta idea, solo me gustan las canciones de Ricky Martin.