Me encontré con este libro de fantasía épica sin mayores referencias excepto que su autor era uruguayo. Este género, a mi entender, es el puente directo con aquellas viejas gestas nórdicas, también de las epopeyas griegas. Es por esta comparación inevitable que tomo ciertos recaudos a la hora de elegir libros, no porque no me agrade, sino todo lo contrario…y después de terminar este libro no puedo esperar la segunda parte.
Las dos guerras de Mathias Cunha es una novela que presenta todos los condimentos necesarios para hacerla atractiva, dinámica y con una historia que deja pidiendo más. Sin intenciones de ingresar en la trama, la novela narra los episodios que se suscitan en el reino de Ísrided cuando el trono se ve expuesto a una guerra civil y una potencial guerra externa.
La estructura del libro está construida sobre episodios breves, narrados por una tercera persona omnisciente que acompañan a los personajes principales. Estos personajes son construidos con paciencia, cuidados por el autor, lo cual logra capturar sus esencias y expresarlas en papel, esto ayuda al lector a mostrar su preferencia, a tomar partido. Cada ideal es representado por un personaje: el rey, su heredero, la princesa, el maldito, el bárbaro. Entiendo que el desarrollo de los personajes es el punto mas fuerte de la trama, sin embargo el Mathias no escatima en cuidadosos escenarios donde todo se ve cubierto con un halo onírico de misticismo y mitología. Cada página es un recorrido por aquellos mitos que crearon el inconsciente colectivo de lo heroico, de lo hidalgo. En lo personal, quedé maravillado por la forma en que el autor toma estos elementos de la mitología clásica y los va esparciendo sobre la trama, sobre sus personajes. Es inevitable recordar las gestas de Gilgamesh o los ecos del Beowulf o más cercano a nuestros tiempos, la fantasía de Tolkien.
La historia es construida a través de una permanente yuxtaposición de ideales que tensionan la trama, trama que se caracteriza por la acción. La tradición y la historia serán el escenario donde se mueven nuestros protagonistas y sus destinos. Destinos que parecen ineludibles. Otra vez el autor apela a ese sentido clásico de historicidad, donde nuestros héroes parecen estar predestinados a la gloria o el fracaso, pero se encaminan a él con arrojo. La lealtad y la amistad están siempre presentes, tanto como la traición y la manipulación.
¿Que es la Fe en el hombre, sino un tesoro en un barco de papel?
Azotado por las olas y buscando llegar a buen puerto,
Para ser repartido entre pobres y necesitados.
El autor acompaña la trama con una escritura fluida que permite que las hojas se escurran entre los dedos. Sospecho que esto es algo difícil de lograr: mezclar un mundo de nombres, de reinos, de historias y lograr que la historia avance con fluidez y dinamismo no debe ser tarea sencilla, sin embargo, Mathias logra hacerlo de forma maravillosa. En pocas palabras, me costó mucho separar la vista del libro hasta que pude terminar la historia.
Un punto más quiero resaltar, y es el sentido de la estética del autor; el uso de la heráldica con la cual narra los blasones – por citar un ejemplo -, denota una afición al detalle que es no menos que encomiable a la hora de narrar una historia de este tipo. Esta aparentes pequeñeces logran dar una vivacidad a la historia maravillosa.
Concluir que es un libro sumamente recomendado parece redundante, pero me arriesgo a serlo. Quienes tengan la posibilidad de leer este libro, háganlo…yo espero la segunda parte con ansias.