Autobiografía grupal – The Clash

Recientemente he caído en cuenta o mejor dicho revalorizado la importancia de la primera generación que nació posterior a la Segunda Guerra mundial. Esta generación que vio una Europa destruida, económicamente endeble, los medios masivos y su hegemonía, los resabios de colonialismos, la creciente instauración de un concepto de familia donde se quiebran los cánones tradicionales de “hasta que la muerte los separe”; la sociedad vira hacia algo que se asemeja mucho a nuestra actualidad.

Si a este contexto aparentemente confuso le agregamos los ritmos del ska, del reggae, y de un punk cuya prerrogativa de “do it yourself” busca la ruptura del virtuoso rock progresivo tenemos a los maravillosos The Clash.

La editorial Libros de Kultrum nos tienen acostumbrados a estas biografía musicales que son un deleite – están por ahí las reseñas de Daltrey y de Johnny Cash -, pero en esta ocasión, creo que hay una superación importante. En este autobiografía coral, los 4 miembros más influyentes en la historia del grupo – Strummer, Jones,Headon, Simonon – dan su visión de la banda, sus influencias, sus luchas.

Durante el libro darán testimonio, a través de pequeñas declaraciones,  los cuatro miembros de la banda. Esta estructura le proporciona a la historia un dinamismo magnífico además de un contrapunto de voces que genera por momentos realidades distintas, o mejor dicho, recuerdos no siempre coincidentes.

Hay dos aspectos de los Clash que me parecen envidiables, por un lado, a pesar de formar parte de la primera generación de punk –su primera álbum salió solo un año después del primer álbum de los Ramones – nunca se dejaron acorralar musicalmente. Su fuerte interés en la cultura rasta y sus ritmos – son conocidas sus peripecias por Jamaica – los llevó a experimentar con distintos sonidos, adoptarlos a su sentir, a su realidad. Esto que puede muchas veces generar conflictos en los fanáticos – esto sucede actualmente, el artista no puede cambiar porque si no se “vende” – me parece una gran virtud, es lo que demuestra que el artista no puede ser producido en serie, no tiene aristas definidas.

Por otro lado, su militancia política. Los Clash son una banda comprometida con su realidad social. Podemos debatir sobre si esto es una condición necesaria para el artista – discusión tan vieja como si la literatura debe ser útil o no -, yo lo encuentro fascinante, y seguramente, uno de los mejores atributos de la banda.

Lo anterior no le quita méritos musicales, escuchar a los Clash es un flujo de información lírica y de sentires musicales que puede llevarnos a los pubs de Londres o a las playas de Jamaica.

Antes de concluir, me gustaría destacar algo que como apasionado de la música supe paladear con exquisitez. El libro presenta un apartado por álbum, donde se habla de cómo se conformaron los temas emblemáticos de la banda. Debo reconocer que algunos temas surgieron de forma distinta a lo que esperaba, pero otras, lograron también un alcance mucho mayor al que presentía.

Sin ánimo de extenderme en demasía, lean este libro, no solo es la historia de una banda que quedó grabada para siempre – la influencia de los Clash en nuestras latitudes se perciben hasta el día de hoy si me preguntan -, sino también de un momento histórico en la Europa reciente que vale la pena conocer.

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