La posibilidad de leer libros ambientados en lugares exóticos y desconocidos para mi imaginario me hizo interesarme por El guardián de la luz de Anita Nair. La historia trata sobre la relación de un padre y un hijo que transitan los caminos de la India del siglo XVII. Lo primero que se descubre es el desconocimiento sobre la existencia del otro. Fruto de un amor antiguo entre el padre – Idris – y su madre, ambos desconocen su existencia hasta que por azar el padre retorna a la ciudad donde tuvo su primer amor. Sin embargo, el sistema de castas y al ser Idris un extranjero, imposibilita a este a manifestarse como el verdadero padre y busca acercarse a él como tutor, tomando a su hijo como aprendiz.
Soy Idris Maymoon Samataar Guleed. En otro tiempo, natural de Dikhil. Ahora, viajero eterno en busca de los confines del mundo y del hombre.
Es interesante ver la construcción del personaje principal. Al comienzo del libro lo vemos perder su ojo derecho en una tormenta. Esta marca recuerde el mito de Horus y nos deja con un personaje vinculado directamente al imaginario de sabiduría, o al menos persona que busca saber. Otro punto que resulta atractivo del personaje es su calidad de extranjero y nómada. En la India colonial, estos atributos lo dejan por fuera del rígido sistema de castas, sin embargo, lo hace accesible para todo aquel que se acerca a él. La autora resalta esta accesibilidad con un remarcado acento en la virtud de nuestro héroe para hablar diferentes idiomas. La lengua como forma de comunicación y por lo tanto de pertenencia.
Esta pertenencia es aparente; nuestro personaje se habitúa y resalta – también en lo físico – de lo entendido como normal, pero al avanzar la trama y la relación con su hijo, comienza a aflorar el sentimiento de desarraigo. Este conflicto se manifiesta de forma maravillosa en un ambiente que resalta la incertidumbre en el sentir del héroe. Los elementos naturales acompasan rítmicamente el sentir de los personajes y le proporciona a la novela un telón de fondo fascinante. La autora narra con una precisión que logra momentos sobrecogedores y emotivos que funcionan de forma bellísima.
Las historias y viajes se suceden, los personajes secundarios se pliegan y refuerzan el vínculo, y también representan una India colonial en todo su esplendor, donde el tamiz de creencias y sentires políticos están estrechamente vinculados a la trama. Sospecho que existe un trabajo exhaustivo por parte de la autora por documentar de forma precisa este momento en la historia de India, sin embargo, por momentos, la utilización de palabras propias de la época conllevan a la pérdida de fluidez en la lectura – El libro cuenta con un glosario al final que ayuda a comprender muchas de las palabras del idioma original – que disloca la belleza de lo narrado.
Es una aventura hermosa que como todo viaje, comienza con un destino inicial que no termina siendo el final. La belleza de la naturaleza apacible e indómita domina gran parte de la narración y ofrece un marco fascinante para construir una historia íntima, de amor y búsqueda.

Anita Nair es una escritora india nacida en Shoranur en 1966. Estudió Filología inglesa y Literatura en el NSS College, Ottapalam en Kerala. Más tarde asistió a clases en Estados Unidos, en Virginia Center for Creative Arts, gracias a una beca a la que tuvo acceso por su primer libro de relatos breves, Satyr of the Subway & Eleven Other Stories (1997).
En sus relatos cortos y novelas, abundan las protagonistas femeninas en historias emotivas que mezclan tradición y modernidad con un lenguaje sencillo. Sus obras se han traducido con éxito a varios idiomas.
Por sus novelas, Nair ha sido nominada y ha recogido varios premios literarios. Finalista en prestigiosos certámenes como Orange Prize for Fiction, LiBeraturpreis o PEN/Beyond Margins y ganadora del Kerala Sahitya Akademi Award o el FLO FICCI Women Achievers.