Sinopsis
Un hombre se materializa desnudo en un callejón de Nueva York. No recuerda quién es ni de dónde procede. Lentamente irá descubriendo un mundo infernal dividido en castas, sin nacimientos de vientre de mujer, donde hay que recurrir a adivinos para descubrir tu identidad. Un mundo en que Lady Macbeth o Tony Soprano son tan ficcionales como El Che Guevara o Hillary Clinton. Tras una trama trepidante, en que se entrelazan el drama familiar, el relato mafioso y el complot político, se esconden dos misteriosos artistas que se han refugiado en una isla secreta. ¿Cuál es la esencia de la migración? ¿Puede una novela narrar un mundo audiovisual? ¿Tienen derechos los personajes de ficción? ¿Qué es la literatura en el siglo XXI? ¿Somos los seres humanos responsables de milenios de masacres en obras de teatro, novelas y películas? Los muertos plantea preguntas extrañas. Que cada lector decida sus respuestas.
Opinión
No hay dudas que Carrión está dentro de mis mejores hallazgos del año. Simple. Recientemente leí Los huérfanos y Contra Amazon y ambos – si bien dentro de géneros distintos – me abrumaron. Carrión tiene esa mezcla deslumbrante entre inteligencia e invención, una cultura pop que puede mezclarse con la teoría literaria más depurada. Un autor que maneja perfectamente, no solo la lengua y el lenguaje, sino sus intenciones. Este libro no es la excepción.
Los muertos recoge las dos primeras temporadas televisivas de una serie homónima. Detengámonos. Esta premisa ya nos coloca dentro de una estructura donde la narrativa simula cuadros televisivos y donde lo audiovisual tiene una significación importante. Al comienzo este deslizamiento entre cuadros puede confundir al lector desprevenido, pero es compensado con una trama que inquieta y alerta la presencia de una singular trama. El primer capítulo – primera temporada – tiene guiños permanentes hacia elementos de la cultura pop – principalmente Blade Runner – sin dejar de sembrar otras referencias intertextuales que al encontrarlas exaltan. El autor nos plantea no solo un ejercicio de ficción, sino también la posibilidad de ver la literatura como un metalenguaje, el arte hablando del arte. La premisa es inquietante y atractiva y con el devenir de las páginas, no solo nos encontramos ante una historia narrada con magnífica creatividad, sino que también nos vemos inquiridos por cuestionamientos de orden filosófico donde lo real y la ficción se tensionan. En la segunda “temporada” hay una orientación mayor hacia la acción y el derrumbamiento. La trama volcada en esta serie ficcional es la construcción de un laberinto en el cual nos perdemos deseosos, donde la salida –si la hay- seguramente se encuentra en el ojo del lector.
Paréntesis. Importante. Entre la primera y la segunda temporada, encontraremos dos pequeños ensayos – creo que podríamos llamarlo así – en el cual personajes discuten el impacto de la serie. Este recurso es maravilloso. Recoge la ficcionalidad y la tiñe de veracidad dentro de la ficción. Nos encontramos con el análisis literario y metaliterario de la serie, el cual pone al lector en el compromiso de evaluar su lectura con relación a estos ensayos, a este mundo ficcional. Es decir, el autor logra darle cuerpo y materialidad a una serie inexistente sobre series existentes en un mundo existente. Mamushka elíptica. La circularidad de este laberinto desafía la comprensión, y, dialoga con el lector-sociedad actual.
Difícil es escribir sin revelar detalles que son precisos descubrir, pero si puedo precisar que estamos ante la presencia de una voz – la del autor – que es importante en la literatura moderna, post-moderna – llámenle como quieran -. Un autor que busca tensionar la realidad a partir de un ejercicio donde la imaginación y la literatura – capaz el arte – son el epicentro. Una inteligencia y dominio del lenguaje que traspasa el papel. Y en los muertos esto surge constantemente.
Matrix, Dante, Batman, ficción, realidad, identidad, nombre, infierno. Infierno. Este cadáver exquisito de palabras podría continuar y aportarían distintos matices de una novela que requiere compromiso y devuelve gratificación. Pero al final, lo importante, es que no a Los muertos me parece casi un pecado, seguramente uno violento. Lean al señor Carrión.

Jorge Carrión nació en Tarragona en 1976 pero ha pasado la mayor parte de su vida en Mataró y Barcelona. Es doctor en humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y codirector del Máster en Creación Literaria de la UPF-BSM (junto con José María Micó). Ha vivido en Buenos Aires, Rosario y Chicago. Publica regularmente en diversos medios, entre ellos la sección de opinión en español de The New York Times y La Vanguardia. Es autor de la tetralogía de ficción Las huellas (conformada por Los muertos, Los huérfanos, Los turistas y Los difuntos) y de varios libros de no ficción, entre los que destacan Australia. Un viaje, Teleshakespeare, Librerías, Barcelona. Libro de los pasajes, Contra Amazon y Lo viral. Fue comisario de las exposiciones Las variaciones Sebald del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y Todas las bibliotecas del mañana del centro cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián. Con Sagar ha publicado dos libros de cómic: Barcelona. Los vagabundos de la chatarra y Gótico. Es el autor y el narrador de los guiones del podcast Solaris, ensayos sonoros. Ha sido traducido a quince idiomas.