No conozco mejor forma de adentrarse en un autor que a través de sus relatos breves, cuentos si se quiere. El cosmos entero del autor concentrado en unas pocas páginas que desnudan las obsesiones del demiurgo. El mundo de Ali Smith es sensible, inocente y con una delicada sensualidad que fecunda sus relatos cuyo dios es el amor y su pérdida. Eros y Thánatos.
Los relatos de Ali Smith contemplan la posibilidad de un amor puro, de las primeras inocentes experiencias donde ese amor gentil y deificado es posible. El cuento homónimo relata el encuentro por vez primera de una chica y una prostituta, y si bien esto podría tener una connotación sórdida, en Ali Smith todo es luz apacible, gozo tranquilo.
Sin embargo, también la muerte ronda en sus relatos, la muerte y el recuerdo. Doblar y desdoblar es un relato bellísimo sobre la muerte de una esposa, de una madre, y el vacío hogareño que deja y deambula espectralmente a través de pequeños y delicados actos donde la alegría surgía día a día.
Amor y muerte. Encontrar y perder. Estas sombras proyectadas en sus relatos mediante una escritura simple, sin grandes adornos, puede precipitarnos a decir que son relatos simples, sin embargo, sospecho lo contrario. Ali Smith logra dialogar con el lector desde el lugar común que entrega la cotidianidad, pero a través de un lenguaje que construye imágenes espléndidas – principalmente a través de los frutos y la naturaleza -.
Finalmente, destaco el relato Lectura del día. Un relato que comienza pequeño – donde los libros son la savia del relato – y empieza a crecer, crecer y desborda el imaginario con un final maravillosamente borgeano. Si pudiera, si tuviera esa posibilidad, ese es el relato que recomendaría de la autora y que sintetiza la sensibilidad de una mirada luminosa.
Ali Smith: un mundo bellísimo para descubrir.
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